Isabel Coixet dedicó en su libro “La vida es un guión” un apartado de un capítulo a Sarah Polley. A este apartado lo llamó “Dear Sarah Polley”.
Coixet confiesa que desde el momento en que vio a Sarah, a esa chica “pálida, rubia, minúscula, frágil, con aspecto de no haber roto un plato (luego supe que había roto unos cuantos)”, tuvo la fe absoluta de que ella era Ann, la protagonista de Mi vida sin mí.
La directora declara en su libro que el personaje de Ann cargaba con todo el peso de la película, y que si Sarah fallaba, si ella no le hubiera imprimido toda la humanidad que requería el personaje, “toda la película se hubiera caído como un castillo de naipes”. Pero Sarah maravilló a la directora, tanto que en su libro asegura que “el día que tenía que morir en la película, por unos segundos creí que había muerto y casi me da un síncope. Es la única vez que la he maldecido”.
Cuando Isabel habla de Sarah expresa el cariño que las une: “La recuerdo hablando apasionadamente de política con los eléctricos en el rodaje, discutiendo acaloradamente conmigo sobre Neruda (yo le detesto, ella le adora), la recuerdo bebiendo ginger ale sin parar, aprendiendo a decir en castellano “Vas a tu puta bola”, jugando en la arena en Sitges, cerca de Barcelona, el verano pasado…”
Coixet termina el capítulo con estas palabras: “Es un ser humano maravilloso, una actriz formidable y, algún día dirigirá películas buenísimas. Y yo iré a verlas”.
1 comentario:
Hola, Pablo:
No quiero esperar hasta mediados de febrero para felicitarte por tu blog.
Nos vemos.
Antonio
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