Como buena película, Mi vida sin mí no tiene un amplio reparto; prescinde de personajes y situaciones que enturbian la transparencia de los sentimientos y del desarrollo de la trama. Sarah Polley, Scott Speedman, Leonor Watling, Amanda Plummer, Deborah Harry y Mark Ruffalo componen el universo íntimo de Mi vida sin mí.
Scott Speedman es Don, el marido de Ann (Sarah Polley), un buen hombre que se desvive por su mujer y sus hijas buscando empleo. Leonor Watling interpreta a la joven y entrañable vecina que adora a las hijas de Ann. Amanda Plummer encarna a la compañera de trabajo de Ann, obsesionada las 24 horas del día con pasteles, calorías y dietas. Deborah Harry es la madre de Ann en la ficción y Mark Ruffalo el amante con una casa completamente vacía de muebles y sueños y que contempla a Ann mientras se queda dormida de agotamiento en una lavandería.
Cinco semanas de rodaje fueron suficientes para que Sarah Polley y Scoot Speedman se convirtieran prácticamente en los padres adoptivos de sus hijas en la ficción. "Uno de los momentos más tristes de esas cinco semanas fue el último día en que rodaban los niños. Sarah se comportaba más como madre que sus propias madres. Y ese día las niñas no querían separarse de ella", asegura Coixet.
Coixet afirmó que rodar esta película fue una "experiencia sentimental" para ella misma: "Me emocionaba viendo a Sarah jugando y despidiéndose de sus hijas", dijo la directora, quien destacó el trabajo de "valentía interpretativa" de esa actriz -que conoce de cerca lo que es la muerte prematura de una madre, puesto que perdió a la suya con 10 años.
Scott Speedman es Don, el marido de Ann (Sarah Polley), un buen hombre que se desvive por su mujer y sus hijas buscando empleo. Leonor Watling interpreta a la joven y entrañable vecina que adora a las hijas de Ann. Amanda Plummer encarna a la compañera de trabajo de Ann, obsesionada las 24 horas del día con pasteles, calorías y dietas. Deborah Harry es la madre de Ann en la ficción y Mark Ruffalo el amante con una casa completamente vacía de muebles y sueños y que contempla a Ann mientras se queda dormida de agotamiento en una lavandería.
Cinco semanas de rodaje fueron suficientes para que Sarah Polley y Scoot Speedman se convirtieran prácticamente en los padres adoptivos de sus hijas en la ficción. "Uno de los momentos más tristes de esas cinco semanas fue el último día en que rodaban los niños. Sarah se comportaba más como madre que sus propias madres. Y ese día las niñas no querían separarse de ella", asegura Coixet.
Coixet afirmó que rodar esta película fue una "experiencia sentimental" para ella misma: "Me emocionaba viendo a Sarah jugando y despidiéndose de sus hijas", dijo la directora, quien destacó el trabajo de "valentía interpretativa" de esa actriz -que conoce de cerca lo que es la muerte prematura de una madre, puesto que perdió a la suya con 10 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario