jueves, 28 de mayo de 2009

"Mapa de los sonidos de Tokyo" obtiene el premio Vulcain de Cannes


El técnico de sonido Aitor Berenguer obtuvo el domingo el premio Vulcain del Festival de Cannes por la película de Isabel Coixet. "Mapa de los sonidos de Tokyo". La película de la directora catalana obtiene así un galardón no oficial de la competición, aunque constituye un premio técnico que otorga la Comisión Superior Técnica de Imagen y Sonido francesa. Así, a pesar de la mala acogida del film en el festival, Coixet no se va con las manos vacías, como otros directores españoles.

El film de Coixet no ha recibido ningún premio oficial, pero cuenta con este reconocimiento directamente relacionado con la habilidad de Berenguer para captar los ruidos de la ciudad y los personajes. Además, se dice que las escenas cuentan con una elegante banda sonora en diferentes idiomas. Berenguer ya participó en el anterior película de Coixet, 'La vida secreta de las palabras'.

domingo, 24 de mayo de 2009

Sin éxito en Cannes




“Isabel Coixet enfría Cannes con Mapa de los sonidos de Tokio

“Isabel Coixet divide Cannes con Mapa de los sonidos de Tokio

“Coixet no logra convencer a los crítica de Cannes con Mapa de los sonidos de Tokio”

Estos son los titulares de los periódicos del domingo sobre la acogida del nuevo film de Coixet en Cannes. Según Cristina Savall, enviada especial al festival, tras los títulos de crédito el público reaccionó con “aplausos acallados por silbidos y abucheos”. Con el lastre de ser la última película en competición, los abucheos han sorprendido tras un festival en el que no ha habido grandes decepciones y en el que propuestas mucho más desafortunadas han salido indemnes. “Donde unos percibían frivolidad, vacío, fallos de guión y sexo demasiado estilizado, otros percibían gran carga emocional, erotismo sublime, convincentes interpretaciones de Sergio López y Rinko Kikuchi y exquisitez en la puesta en escena”, apunta la periodista.

«Estoy contenta de estar aquí. Cannes es una gran ocasión para celebrar la aventura de un rodaje. Como cantaba Doris Day: Lo qué será, será», había declarado la directora en un anterior encuentro con la prensa española. «He estado en varios festivales y sé que no siempre coincide lo que piensan los periodistas con la opinión de la crítica o del jurado. Hay mucho de aleatorio en las decisiones finales del palmarés».


Habrá que esperar hasta el estreno en España para poder opinar.


jueves, 21 de mayo de 2009

"A través de extraños caminos podemos llegar a perdonarnos a nosotros mismos"



En una entrevista para elperiódico.com, Isabel declaraba que poder participar en Cannes con directores como Tarantino, Von Traer o Almodóvar le hacía sentirse una “Cenicienta”. “Cannes impresiona, pero estoy tranquila”, asegura la cineasta. “La dimensión mediática es inimaginable, nada comparable a Venecia o a Berlín. Al oficializarse la selección, comenzaron a llamarme diseñadores para ofrecerme vestidos. El envoltorio de glamur es lo que más miedo me da”. En esta entrevista, Coixet también habló sobre “Mapa de los sonidos Tokyo”. La protagonista de este film, al igual que en otras de sus películas, también es una mujer que huye del pasado, que afronta la vida con mucho sufrimiento y, según Isabel, la mujer más compleja que ha creado. Además, la película muestra cómo a través de extraños caminos podemos llegar a perdonarnos a nosotros mismos. Y, como novedad, en esta película el suspense y la intriga aparecen como elemento nuevo en su filmografía. “Soy una fanática de la novela negra”, afirma Coixet.

Por otro lado, Isabel también habló de sus próximo proyecto en Kazajistán. Allí filmará un documental que forma parte del proyecto “We are water” para concienciar de los problemas de la falta de agua. “Propuse este mar de arena lleno de esqueletos de barcos varados porque no me quito de la cabeza qué ha sido de la gente que vivía de la industria conservera”, afirmaba. “Quiero saber cómo es la nueva generación que no ha conocido ese gran lago de agua salada. Ese mar mísero alerta de cómo puede ser el mundo en poco tiempo”.

En apenas dos días conoceremos la acogida que “Mapa de los sonidos de Tokyo” tendrá en el Festival de Cannes.




martes, 12 de mayo de 2009

Demasiado joven para morir viejo


Existe muy poca información sobre la primera película de Isabel Coixet. Ella misma reconoce en todas las entrevistas que conoce la razón por la que su ópera prima tuvo poca fortuna: “En mi primera pel´cula era alguien que quería ser directora y por eso ‘Demasiado viejo para morir joven’ estaba teñida de falsedad y vanidad”. Isabel tenía 24 años y provenía del mundo de la publicidad. Las pobres críticas y los apenas 50.000 espectadores que acudieron a ver “Demasiado viejo para morir joven” marcaron el inicio de la carrera cinematográfica de la directora catalana. Sin embargo, fue nominada al Goya al Mejor Director Novel en 1990.

Los casi ocho años que pasaron hasta que rodó “Cosas que nunca te dije” fueron fundamentales para que desapareciera esa vanidad inicial y se impusiera la modestia. Hablando sobre su primer film, Coixet considera que si un cineasta comienza haciendo una película como “Ciudadano Kane” sabe que su carrera sólo podrá ir hacia abajo. Pero cuando se empieza tan bajo, como le sucedió a ella, se piensa que ya no se podrá hacer peor.

Imagen: filmaffinity

Una mujer bajo la influencia



La también cineasta Cristina Andreu presentó hace un año su libro “Una mujer bajo la influencia”. En él, Andreu propone un viaje literario para explicar la vida y la trayectoria profesional de la directora Isabel Coixet. Es un “libro mosaico”, según su autora, un mosaico elaborado a partir de críticas de cine, noticias, artículos realizados por la actriz Sarah Polley, textos de su admirado John Berger y entrevistas a Coixet que aparecieron en la prensa. En el libro aparecen capítulos dedicados, por ejemplo, a los abrazos que aparecen en las películas de Coixet, al grupo Blondie, a la representación en su cine de la familia, la felicidad o el suicidio, pero también a personajes como los actores Tim Robbins, Amanda Plummer, María de Medeiros o los directores Cassavettes, Agnès Varda y Wong Kar-Wai.

Isabel Coixet y Cristina Andreu se conocen desde 1990, cuando, al amparo de la ley Miró, 70 cineastas debutaron en España con una ópera prima y ambas coincidieron como nominadas en los Premios Goya a la mejor dirección novel. Cristina Andreu, cuando en España nadie quería producir “Cosas que nunca te dije”, aconsejó a Coixet que llevara el filme al Ministerio de Cultura, y finalmente fue también Andreu quien le comunicó la noticia de que el Festival de Berlín la había seleccionado para la sección Panorama. Así, Coixet ha vivido con Cristina Andreu momentos muy dulces de su carrera, pero también la estuvo apoyando en los momentos más duros.
Imagen: soitu.es

jueves, 7 de mayo de 2009

10.000 árboles



“1.000 árboles” es un cortrometraje de tan solo 3 minutos de duración que realizó para la campaña medioambiental “Nature Movies”, de Nokia y la revista "Fotogramas". Todos los cortometrajes de esta campaña fueron rodados con un teléfono Nokia. Concretamente, el que rodó Isabel tenía la finalidad de mostrar y recaudar fondos para Silent Park, uno de los parajes más bellos de Canadá. Silent Park fue devastado por tres tormentas en 2006 y miles de árboles fueron arrancados por la ventisca y quemados por los rayos. Los habitantes de Vancouver se mostraron muy afectados y esperaron durante mucho tiempo planes de repoblación que nunca se hicieron efectivos.

El corto muestra la devastación que se produjo en los bosques de Silent Park al compás de un piano, un violín y la voz en off de Coixet, que anima a los espectadores a realizar una donación. Otra prueba más de que Isabel es una profesional comprometida con las buenas causas.


Imagen: flickr


Coixet competirá en el próximo Festival de Cannes



Hace un par de semanas se confirmó que Isabel Coixet competirá en la próxima edición del Festival de Cannes con “Mapa de los sonidos de Tokyo”. Allí, competirá con cineastas de la talla de Tarantino, Loach, Haneke, Bellocchio, Park Chan-wook o Ang Lee. “Mapa de los sonidos de Tokyo” permanece todavía comercialmente inédita y se estrenará mundialmente en el certamen galo.

La directora catalana recibió la noticia de la selección con una enorme alegría, sorpresa y satisfacción. “Considero que el Festival de Cannes como la mejor plataforma para presentar la película”, declaró para la prensa. “Es un gran honor haber sido seleccionada junto con algunos de los directores del cine actual que más admiro”.

Pero Isabel Coixet no será la única directora española que participará en el festival. Pedro Almodóvar, que ya se ha llevado varios premios en el certamen más famoso del mundo pero nunca la Palma de Oro, vuelve a intentarlo con el estreno internacional de “Los abrazos rotos”, que en España ha tenido una respuesta comercial escasa en comparación con otras de sus películas. Por su parte, Alejandro Amenábar también estará en Cannes y competirá con “Agora”, que no se estrenará en España hasta septiembre.



Imagen: atletismoyalgoms

jueves, 30 de abril de 2009

Unidos por una ensoñación musical




Es difícil buscar referencias o antecedentes en otras películas que recuerden a “Once”, además de las de Isabel Coixet. Si acaso, y con todas precauciones, se podría relacionar con ciertos aspectos que viven Ethan Hawke y Julie Delpy en “Antes del amanecer” (1995).

Él canta en las calles de Dublín las canciones que él mismo compone en los ratos libres que le deja el trabajo de reparador de aspiradoras en el taller de su padre. Ella es una joven inmigrante checa que, además de sobrevivir con un inimaginable panorama familiar, practica con los pianos de una tienda de instrumentos. Ambos, unidos por su ensoñación musical, se alían provisionalmente en la grabación de una serie de canciones y el resultado materializa su especial relación. Eso es lo máximo que se puede contar de “Once”, cuyo nombre alude hipotéticamente a la única y especial oportunidad de tal vez enamorarse de verdad en la vida.

El actor protagonista, Glen Hansard, y el director de la película, John Carney, formaron parte de un grupo irlandés, The Frames. Su trabajo parece surgir de una añorada experiencia común y ese estado de ánimo logra instalarse en cada segundo del relato, en el desencanto y en la esperanza de los personajes, en la manera de mirarse, de compartir el plano, de callarse lo que por momentos están a punto de decir…


martes, 28 de abril de 2009

"Once", la balada de Dublín



De vez en cuando se asoma a las pantallas una película como esta pequeña producción irlandesa independiente que fue avalada por el Festival de Sundance. “Once” es difícil de definir por su sencillez, que deja una paradójica sensación de plenitud, de conseguir lo máximo con lo mínimo, poco más que una preciosa historia con más sugerencias que acontecimientos, un puñado escaso de actores y, sobre todo, un tono, una forma muy personal de narrar con naturalidad… Y todo ello es lo que recuerda irremediablemente a Coixet.

La música es la esencia de este relato de John Carney que cuenta el encuentro casual entre un cantante callejero y una vendedora de rosas a la que da vida una actriz que tanto físicamente como interpretativamente recuerda a Sarah Polley. Ambos se sienten tímida pero inequívocamente atraídos el uno por el otro y arrastran el peso de la realidad y del pasado. Se produce una mezcla de solidaridad, exaltación y melancolía entre estos dos náufragos perdidos en distintas corrientes de un mismo océano que recuerdan a la química especial que surge entre Sarah Polley y Tim Robbins en “La vida secreta de las palabras”.









domingo, 26 de abril de 2009

La insoportable levedad del carrito de la compra


“La insoportable levedad del carrito de la compra” es el extenso y literario título de este corto de Isabel Coixet. Este trabajo forma parte del largometraje “¡Hay motivo!”, que reúne a muchos directores de la Península Ibérica que hablan de problemas sociales de la península. Concretamente, Coixet desarrolla la falta de cobertura social a los ancianos (pensionistas) en clave testimonial. Utiliza a un actor que interpreta a un “quinqui” del barrio de algún suburbio que describe a las ancianitas que pasan por allí. “Ahora van con dos cosas e en el carrito”, dice el “quinqui”. “Ya no compran nada porque cada vez el carrito va más vacío”.

Coixet aporta datos al final del corto, como que en aquel entonces (2004) tres de cada cuatro pensionistas cobraban menos de 600 al mes o que 800.000 mujeres reciben prestaciones inferiores a 400 euros. Incluso en estos datos del final y en un tema tan delicado está presente la ironía de Coixet, pues finaliza con el siguiente dato: “No hay datos sobre el aumento de mujeres mayores que han dejado de teñirse, pero yo cada vez veo a más mujeres con el pelo blanco”.





sábado, 25 de abril de 2009

Tanto o más que los sueños perdidos...


Podía oír las olas del mar Egeo, que sonaban como una reverberación, como un tumulto. Parecían poseer una fuerza depuradora, como si limpiasen mi memoria y me encontrara conmigo mismo, con mi mundo interior. Piensas en todo lo que has vivido, en todo lo que has sentido, en todas las cosas que has hecho y te quedan por hacer. Recuerdas momentos tristes, sientes nostalgia por muchas cosas y echas en falta a los que ya no están. Pero, de pronto, tienes la extraña sensación de estar en total armonía contigo mismo. En ese instante todo es perfecto: la suavidad de la luz, la ligera brisa del aire, el pausado rumor del mar… Inspiras profundamente y la vida te parece más sencilla y transparente que nunca…


Tras ver Mi vida sin mí por tercera vez recordé aquel momento de mi vida y pensé que para crear historias así había que vivir muchos momentos con uno mismo y reflexionar en tu mundo interior. Estoy seguro de que a Isabel le pasará a menudo, porque logra que las películas sirvan como medicina contra el mal de espíritu para los espectadores. Porque Coixet consigue que sus historias trágicas no resulten oscuras ni deprimentes, sino esperanzadoras. Aunque los finales sean tristes. Porque cuando los sueños se derrumban no se acaba todo. Hay muchas cosas que merecen la pena y que se pueden salvar. Muchas cosas que a lo mejor estaban ahí desde antes y que valen tanto o más que los sueños perdidos…


Imagen: yarince

domingo, 19 de abril de 2009

"Cuando uno reduce tanto sus ilusiones, ya no le quedan..."




Isabel es una persona poco autocomplaciente. Piensa que todavía está empezando. Muchas veces, cuando va por el barrio de Gracia, su barrio, confiesa que piensa: “No, porque cuando haga una película y sea directora de cine…”. Y al cabo de tres manzanas, vuelve a pensar: “coño, pero si ya lo he hecho”. Tiene siempre esa sensación de estar empezando todo el rato. Sólo tiene presente las cosas que ha hecho cuando tiene que hablar de ellas. Siempre piensa en lo que va a contar. “No tengo nada raro, ni soy genial, ni nada. Creo que he aprendido y que hay cosas que las sé contar bien”, afirma siempre.


En una entrevista, Coixet declaró que el personaje de Consuela (Penélope Cruz)tiene algo de ella misma. Cierta franqueza. “Yo no tengo miedo a llamar a las cosas por su nombre. Yo no tengo miedo a decirle a alguien que le quiero”, afirmó. También considera que la tragedia de Consuela es que pide poco. Ella, tras un año y medio de relación, le va pidiendo cosas, pero él nunca se las concede, así que va renunciando. Y es que cuando uno reduce tanto sus ilusiones, ya no le quedan.


También habló sobre el personaje de Carolyn, interpretado por Patricia Clarkson. “Tiene mi edad y es un personaje en el que yo insistí mucho para que tuviera importancia en la película. Es más, yo creo que los mejores diálogos que tiene la novela están en ella”. A Isabel le gusta que Carolyn le monte números a David por salir con otras, cuando ella lo sabe perfectamente, porque lo que en realidad quiere conseguir es mandarle el mensaje de “ocúltate un poco mejor, disimula un poco, ten un poco de dignidad o de recato”.
Imagen: 20minutos

sábado, 11 de abril de 2009

Esta mujer...




Muchos recordaréis el momento en que Isabel se quedó sin palabras cuando recogió el Goya al Mejor Guión Adaptado por Mi vida sin mí. Parecía que hubiera visto un fantasma, con sus gafas rosas y con expresión de “tierra, trágame”. Cuando quiso dar las gracias sólo pudo emitir unos extraños sonidos, seguidos de “no voy a decir nada, que es un rollo. Gracias, ciao”. Suponemos que le hubiera gustado dar las gracias a España, a todo el público, y a su productor (Pedro Almodóvar), pero sólo le salieron esos extraños sonidos. Esta mujer… ¿Por qué no se preparó ningún discurso?

Os dejo con un enlace en el que podréis ver un vídeo en el que aparece Coixet en un programa de la televisión catalana presentado por Manel Fuentes, al que Isabel acudió como invitada e hizo gala de su sentido del humor. En él también podréis ver el momento en el que recogió el Goya. Durante este programa, dijo perlas como: “Hay mucha monja que fuma y mucha puta que reza”. Os lo recomiendo, es muy gracioso.



Vídeo: Programa de Manel Fuentes
Imagen: elpais.com

martes, 7 de abril de 2009

“Cuando hace mucho sol, se ve peor…”



Hay quien critica a Coixet porque encuentra sus películas demasiado pesimistas. Ella misma reconoce que es pesimista. Pero también dice tener fe en la esperanza. Y sus películas son esperanzadoras. Una vez, le oí decir: “A mí me gusta mucho la lluvia y la oscuridad. Creo que cuando hace mucho sol, se ve peor. Yo nado fatal”.

Tiene manías y extravagancias. Se toma ocho cortados diarios durante un rodaje. Come conguitos. Lleva unas gafas que le dan un aspecto de mujer estrafalaria y que afirma haber comprado en General Óptica. Tiene a menudo ocurrencias originales. En una ocasión, recuerdo que le pidieron que definiera con una palabra cada una de sus películas. Respondió lo siguiente:

"Demasiado viejo para morir joven": Desastre.
"Cosas que nunca te dije": Esperanza.
"A los que aman": Sueño.
"Mi vida sin mi": Melancolía.
"La vida secreta de las palabras": Pum pum.

¡¿Pum pum?!

Una vez, no recuerdo dónde, leí en alguna entrevista que le gustaría que el mundo se parara para poder bajarse. Que pasan tantas cosas diferentes al mismo tiempo que es muy difícil asimilarlas. Que es curioso pensar que hoy estás aquí y que a tres horas de avión hay tres hombres matándose por entrar en un país. Que también pasan cosas buenas, pero la vida se transforma en una montaña rusa y por eso desearía poder bajarse. Y que por eso hace películas.

Para lograr expresar tanta sensibilidad, ¿es necesario haber sufrido o simplemente ser muy observador? No lo sabremos a ciencia cierta. Lo que está claro es que Isabel debe de ser una persona con mucha empatía con la gente que sufre. Una persona a la que yo al menos le agradezco todas las emociones que me han causado sus películas y, sobre todo, todo el tiempo que me he pasado pensando en ellas tras verlas.

Imagen: elconfidencial.com

jueves, 2 de abril de 2009

"Todas las Hannahs que he conocido estaban con nosotros"



En una entrevista que concedió al portal terra.es, Isabel declaró que Tim Robbins es el actor “menos estrella” que había conocido. “Es un tipo muy inteligente y con sentido del humor”, aseguró. “Ha sido una delicia trabajar con él”. Y sobre Sarah Polley también opinó: “Es capaz de decir muchas cosas con unos mínimos gestos. Es una actriz que se entrega de manera brutal y absoluta. Es el sueño de cualquier director”. Isabel no los escogió porque fueran famosos, sino porque eran quienes mejor podían interpretar a sus personajes. Además, Coixet afirma que ambos, junto a Javier Cámara, se hicieron muy amigos: “Había mucha química entre ellos y eso facilitó mucho las cosas. Javier y Tim tenían mucha complicidad. Es el mejor reparto que un director puede tener”.


“La vida secreta de las palabras” es una de las historias de redención a través del amor más bellas del cine. La escena en la que Hannah (Sarah Polley) abre su camisa para que él toque sus cicatrices llega a lo más profundo. Isabel afirmó en esta entrevista que esta secuencia fue la más difícil de rodar: “Recuerdo que ese día en el plató había un silencio que se podía cortar con un cuchillo. Esa secuencia es la prueba de que Sarah Polley es una genia”. Isabel visitó en Copenhague la sede del Consejo Internacional de Rehabilitación para las Víctimas de la Tortura (IRCT), donde conoció a muchas mujeres que fueron víctimas de las guerras de los Balcanes. Por ello, declaró: “Creo que en el momento en que rodé esa escena sentí que todas las Hannahs que he conocido estaban con nosotros en ese momento y estaban con Sarah y pasaban a través de ella”.


Imagen: elmundo.es

martes, 31 de marzo de 2009

Pequeñas dosis de humor



Sarah Polley está acostumbrada a dar vida a personajes que lo pasan realmente mal. La actriz canadiense acompañó a Isabel Coixet a Copenhague, donde tiene su sede el Consejo Internacional de Rehabilitación para las Víctimas de la Tortura (IRCT) para poder dar forma a Hanna, la protagonista del film.


“La Vida Secreta de las palabras” guarda un mensaje comprometido en su parte final. Esta película te invita a pensar sobre una de las cosas más tremendas que suceden en el mundo: las guerras y sus consecuencias. Y lo hace a través de una historia poderosa, personajes entrañables y un final esperanzador.


Pero no todo es trágico en esta película. Javier Cámara interpreta al cocinero de la plataforma petrolífera donde transcurre la historia, quien escapa de su día a día con sentido del humor y platos exquisitos que sus compañeros no saben apreciar. En detalles así se aprecia que Isabel siempre rocía sus películas con pequeñas dosis de su sentido del humor. Ella misma lo reconoce, es muy pesimista, pero tiene sentido del humor. Y eso se plasma en todas sus obras.


Imagen: elcine.ws

sábado, 28 de marzo de 2009

Un universo ajeno al mundo




“La vida secreta de las palabras” es un intimista melodrama que habla sobre la imposibilidad de huir del pasado. Sobre el silencio repentino que se produce antes de las tormentas.


Tim Robbins, con su Oscar todavía reciente por “Mystic River”, demuestra una vez más que es un grandísimo actor. Pero la gran estrella de esta película es Sarah Polley, que realiza una interpretación conmovedora, más intensa si cabe que en “Mi vida sin mí”.


Como en films anteriores, Isabel Coixet prefirió rodar el film en inglés y en el extranjero. Casi toda la acción transcurre en una plataforma petrolífera, aislada en medio del mar. Los protagonistas viven en un universo ajeno al mundo cotidiano, de acuerdo a unas normas estrictas que hacen posible la convivencia en un lugar tan inhóspito y lleno de peligro. Coixet decidió ambientar allí su historia porque hace 14 años estuvo en una plataforma en Chile. Desde entonces, imaginaba constantemente crear historias que pudieran pasar en un lugar tan fascinante como aquel, donde el ruido de las olas es la única compañía y el cielo parece desplomarse cuando hay tormenta.


viernes, 27 de marzo de 2009

Palabras perdidas en el silencio




Hace tres años se estrenaba “La vida secreta de las palabras”, un film que hace que valga la pena seguir yendo al cine y continuar pensando que todavía es posible encontrar películas tan interesantes como conmovedoras.


Tan áspera como tierna, Coixet cuenta una historia repleta de contrastes, en la que descubre al espectador lo bello que puede ser acariciar un cuerpo lleno de cicatrices, y que esas cicatrices son menos dolorosas que las que se llevan en el alma. La película habla de esas palabras perdidas que durante mucho tiempo vagan en el silencio y un día empiezan a salir… y entonces ya nada puede pararlas…


La protagonista, Sarah Polley, es una víctima de la guerra de los Balcanes. Su mirada ha perdido el brillo y su mutismo denota el sufrimiento que le impide sonreír. El protagonista, Tim Robbins, también tiene un pasado y un presente que le tiene postrado en una cama, con una ceguera y unas quemaduras que sólo alivian calmantes y minutos de conversación con ella. Él se defiende con las palabras; ella con el silencio.


Ya lo comentó Coixet en alguna entrevista. Lo único que le queda a una persona que sobrevive a algo terrible es que alguien le quiera.


Imagen: rionegro.com

domingo, 22 de marzo de 2009

Bastille


Es uno de los 18 cortos que conforman “París, je t’aime” y lleva sutilmente escrito en cada segundo el nombre de Coixet.


Coixet cuenta algo sencillo a través de una voz en off en un tiempo breve: un hombre queda con su esposa en un restaurante antes de huir con su amante. Su esposa, que lleva un simbólico abrigo rojo, antes de que su marido pueda comunicárselo, comienza a llorar porque tiene una enfermedad terminal. Muy Coixet. También llevan su firma escenas como en la que Leonor Watling (en quien confía una vez más, al igual que en Javier Cámara) se desmaya de repente en un parking subterráneo. Ese tono tragicómico con el que Isabel nos sorprende en los momentos más inesperados.


Hay una frase que resume la esencia de la historia: “Y comportándome como un hombre enamorado volví a ser un hombre enamorado”. Es inevitable que al final al espectador le resulte conmovedor mirar de nuevo el abrigo rojo de un traseúnte cualquiera que se pierde entre la multitud de una gran avenida parisina.


Vídeo: youtube.com


viernes, 20 de marzo de 2009

Pesimismo existencial




Es indiscutible la calidad técnica de todas las películas de Isabel Coixet. Estéticamente, Elegy es una película preciosa que goza de una belleza estilística asombrosa. La magnífica fotografía de Jean Claude Laurrieu, cuya importancia se ve reforzada en el film por el gusto por la fotografía que muestra Kepesh, se adecua a los tonos claroscuros, melancólicos y pesimistas característicos de Coixet, logrando momentos de una gran intensidad. Este ambiente de pesimismo existencial va acompañado por largos planos silenciosos en los que se concede todo el peso del significado a la fotografía, piezas de piano melancólico de fondo de Eric Satie y un ambiente lluvioso. La fotografía es el aspecto más cuidado en su búsqueda de atmósferas cerradas y asfixiantes, en las que parece que falta el aire a los personajes.

Sin embargo, la química entre los dos protagonistas, Ben Kingsley y Penélope Cruz, se mantiene a años luz en comparación con la que logran otras parejas de otras películas de Coixet, como la de Tim Robbins y Sarah Polley en La vida secreta de las palabras o la de Mark Ruffalo y Sarah Polley en Mi vida sin mí. Tal vez porque en estas películas Isabel creó el guión y disponía de total libertad para establecer y transmitir unas relaciones que ella misma había creado. Coixet tiene un gran mundo interior y sus películas únicamente emocionarán a la audiencia si las historias salen de su puño y letra.

jueves, 12 de marzo de 2009

Sello hollywoodiense


Elegy es una mezcla del sello de Isabel Coixet y el hollywoodiense, lo que hace que se hunda el barco de las emociones a las que la cineasta catalana nos tenía acostumbrados. Su melodramático y previsible final puede defraudar a sus más fieles seguidores.


El aspecto en el que resulta más notorio este sello de Hollywood es en el título del film. “Elegy fue el nombre que escogieron los productores porque creyeron que el título original de la novela, El animal moribundo, era demasiado heavy”, según declaró Isabel Coixet en una entrevista publicada en la entrega del mes de abril de 2008 de la revista Fotogramas. Elegy es un nombre más comercial, pero no del todo malo. Al fin y al cabo, la historia contada es una elegía del tiempo que ha pasado volando. Por circunstancias diferentes, ambos protagonistas expresan su arrepentimiento por lo que hicieron y lo que dejaron sin hacer.


Pero, sin duda, estoy seguro de que muchos de los seguidores de Coixet nos alarmamos y sentimos defraudados cuando supimos que ‘Pe’ era una de las protagonistas de la película. Hay que reconocer que Penélope Cruz hace un buen trabajo en el film. A mí me sorprendió su actuación, al menos comparándola con otras (¿recordáis Jamón, Jamón?) ¿Qué tiene que ver ‘Pe’ con la increíble Sarah Polley? Nada.
Imagen: All movie

martes, 10 de marzo de 2009

"¿Yo qué soy para ti?"


“¿Yo qué soy para ti?”, pregunta Consuela Castillo (Penélope Cruz) a David Kepesh (Ben Kingsley). David casi balbucea delante de ella. No sabe qué decir, cómo expresar lo que siente. Su mirada se convierte en la de un niño. Envejecer no implica necesariamente madurar. Eso es lo que transmite Coixet en esta escena que contiene la esencia de la historia. Elegy demuestra que la edad es sólo una cifra, porque un hombre de 60 años puede comportarse igual que un crío de 17 y ser igual de torpe que él, y una mujer treinta años más joven puede demostrar una madurez de la que el otro carece.

La parte más dolorosa de la película, y a la vez en la que el film de Isabel Coixet se lo juega todo, tiene lugar cuando Consuela vuelve a David dos años después y le pide que le haga una última fotografía. La última fotografía en la que quedará grabada para siempre su belleza. Penélope Cruz mira al objetivo de la cámara del profesor en un instante excepcionalmente emotivo. En ese plano está todo el sentido y la esencia de Elegy.

Elegy, sin duda, está impregnada del estilo de Isabel Coixet. Sigue teniendo la misma visión trascendente del mundo, pero, sin embargo, este film no respira el mismo aire fresco ni la misma intensidad emocional que los anteriores. Y es que es la primera vez que Coixet no firma el guión, y que éste no es original, lo que ha valido muchas críticas a la directora.

Imagen: La Butaca

sábado, 7 de marzo de 2009

Elegy



El 18 de abril de 2008 se estrenaba Elegy, la adaptación de El animal moribundo, novela de Philip Roth. Se trata de su primer film en Hollywood y de su primera obra de encargo, que tiene como protagonistas a Ben Kingsley y a Penélope Cruz. A pesar de que el guión no era de Isabel Coixet (lo firma Nicholas Meyer), hay algo que la cineasta se llevó consigo en la mochila al rodaje: su punto de vista.


Destaca especialmente la magistral interpretación de Ben Kingsley, que tiene el don de transmitir humanidad, miedo, angustia y ternura con una sola mirada. El trabajo realizado por Penélope Cruz también es digno de alabanza. Jamás había estado tan guapa y tierna ante la cámara, ni siquiera en La niña de tus ojos (Fernando Trueba, 1998).


Isabel Coixet trata en este film temas universales y trascendentales, como el miedo a querer, la soledad, la muerte, el temor al paso del tiempo y la enfermedad, y todo ello a través de una tortuosa historia de amor. Como es habitual en las películas de Coixet, el espectador juega el papel de confesor de un protagonista, David Kepesh (Ben Kingsley), quien reflexiona sobre el paso del tiempo, la necesidad de aprovechamiento del mismo y la importancia de ir más allá de la belleza en la valoración de la compañía.


lunes, 2 de marzo de 2009

"Hay lugares que encierran de una manera especial los momentos que hemos vivido en ellos"



A los que aman es una tragedia interpretada y diseñada de tal forma que en todo momento da la sensación de estar entre el público de una obra de teatro. A mí me recordó mucho a El piano (Jane Campion, 1993).

Sin embargo, esta vez hay que ser críticos con Isabel. A los que aman en ocasiones parece más una sucesión de imágenes de un spot publicitario que una historia con un hilo argumental sólido y con gancho. La película trata un tema muy delicado y triste a la vez, y comprendo que haya quien considere que roza lo cursi o ñoño, sobre todo en ciertas escenas protagonizadas por Olalla Moreno, en las que quizás dramatice en exceso.

No obstante, en la película se palpa el trabajo de una gran directora en el modo de cuidar cada plano y secuencia con una sensibilidad pasmosa. Coixet rodó en localizaciones de una Galicia de ensueño y la música y la fotografía irradian belleza y melancolía. Las escenas interiores son muy oscuras y las exteriores están inundadas en luz, llenas de vegetación, árboles frondosos, ríos y, sobre todo, nubes blancas. Todo ello envuelve a la película en una aureola de poesía.

Con respecto a los lugares en los que se rodó el film, parece que Coixet quiso aludir a su belleza en esta frase dicha por Olalla Moreno: “Hay lugares que encierran de una manera especial los momentos que hemos vivido en ellos…. Y cuando regresamos ahí están, listos para ser revividos, intactos…”

Así termina la película:

Hay nubes como velos de cristal y nubes pesadas como castillos.
Nubes que nos recuerdan la cara del ser que amamos, y nubes con rostros que no queremos recordar.
Siempre viví mirando al cielo y nunca encontré dos nubes idénticas. Así quiero morir, mirando las nubes y buscando la pregunta a una respuesta que no conozco.


domingo, 1 de marzo de 2009

A los que aman


Dicen que a través de las palabras el dolor se hace más tangible; que podemos mirarlo como a una criatura oscura, tanto más ajena a nosotros cuanto más cerca la sentimos. Pero yo siempre he creído que el dolor que no encuentra palabras para ser expresado es el más cruel, el más hondo, el más injusto.

Así comienza A los que aman, el tercer largometraje de Isabel Coixet. Se estrenó en 1998 y a su directora le bastaron siete personajes en una colina para desarrollar la acción. Julio Núñez, Patxi Freytez, Olalla Moreno, Mónica Bellucci, Christopher Thompson y Amanda García componen el reparto de esta historia de amores y desamores, de silencios, nostalgia, inocencia y, cómo no… de las cosas que nunca se dicen.

"Pasé mi vida amando a una mujer que amaba a otro que no la amaba a ella, sino a otra, de la que nunca supo si le correspondía". Esta es una de las frases que sintetiza el argumento del largometraje. Porque en la historia que cuenta, ninguno de los personajes, por más vueltas y vueltas que da, vive una situación en la que se mire sinceramente a los ojos con otro; todos miran hacia otras personas que a su vez están mirando a otras. A los que aman traza el mapa sentimental de un grupo de personajes de la nobleza rural de la Galicia del siglo XVIII.
Vídeo: youtube

martes, 24 de febrero de 2009

Viaje al corazón de la tortura


“La vida secreta de las palabras” nació de un documental que Isabel Coixet realizó en el año 2003, “Viaje al corazón de la tortura”. Este documental también tiene ese toque personal que Coixet imprime a sus películas de ficción y, además, lo narra ella misma. “Viaje al corazón de la tortura” pertenece a una serie titulada “Valor Humano”.

En él, Coixet refleja experiencias y anécdotas reales de supervivientes de la Guerra de los Balcanes. Para ello, Coixet viajó hasta Sarajevo y Copenhague para visitar dos de los centros de rehabilitación creados por el Consejo Internacional para la Rehabilitación de las Víctimas de la Tortura (IRCT) para erradicar la tortura.

El documental refleja que la tortura destruye a la víctima en cuerpo y mente y las sensaciones de personas al salir de un campo de concentración. Nadie les espera con medallas ni bandas de música. Nadie está ahí para asegurarles: “has sufrido mucho, ahora tu vida va a ser mejor”. En el momento en que se sale de un campo de concentración comienza otro tipo de dolor, de tortura. “La única cosa que se me ocurre para que alguien sobreviva a todo eso es que alguien le quiera, el amor”, asegura Coixet en el documental. “Después de todo eso hay muy pocas cosas, silencio y palabras”.

Os dejo con un fragmento del documental:

"Vivimos de espaldas al dolor, vivimos cada uno en su pequeño mundo, intentando permanecer ajenos al dolor de los otros, y ajenos también a los que están cerca de los que sufren, haciendo como si no pasara nada. Se tortura sistemática en más de la mitad de los países del mundo. Estos datos no pertenecen a la Edad Media ni al Imperio Romano, sino a un informe de las Naciones Unidas del año 2002. En este viaje hemos descubierto algunas, pocas, cosas. La más importante es que, pese a que la crueldad, el odio y la maldad parecen inherentes a la naturaleza humana, el valor, el coraje, y la generosidad también lo son".
Imagen: mundoplus.tv

jueves, 19 de febrero de 2009

“Está bien hacer películas, aunque luego llores”



El rodaje de Mapa de los sonidos de Tokyo finalizó el 24 de diciembre tras seis semanas de intenso trabajo por parte de todo el equipo. El estreno de la película está previsto para finales de 2009.


En el videoblog en el que Isabel Coixet compartía su aventura japonesa, confesaba, a falta de dos días para el fin del rodaje, que se respiraba “un ambiente extraño, entre pena y alegría”. Sin embargo, aclaraba que tras el rodaje comienza el trabajo más duro para ella y para el equipo: el montaje, la mezcla de sonidos o el ver la película una y otra vez y pensar “dios mío, ¿pero qué he hecho?”.


Aun así, la directora afirmaba al respecto: “Creo que hay un momento en el que uno o acepta que todo lo que hace tiene un sentido… o no lo acepta. Y entonces lo único que te queda es tirarte al río Kanda. Yo no me voy a tirar a ningún río, así que voy a aguantar bien hasta el final y seguro que luego lloro. Pero está bien hacer películas, aunque luego llores”.



Imagen: eltiempo.com

miércoles, 18 de febrero de 2009

"Lo de Una, Grande y Libre no lo entendí nunca"



Las páginas de “La vida es un guión” están llenas de Coixet: de sus ocurrencias, su forma de ver el mundo, reflexiones, sus experiencias profesionales, retazos de cómo vivió su familia la Guerra Civil o sus recuerdos de infancia.

En los primeros capítulos del libro opina sobre la Guerra Civil, siempre con un tono de pesadumbre por la derrota de los republicanos (bando al que pertenecía su familia), pero sin abandonar la mordacidad que la caracteriza. Aquí copio un ejemplo:

“Lo de UNA, Grande y Libre no lo entendí nunca.
¿Una? ¿es que acaso había dos?
¿Grande? ¿Grande respecto a qué? ¿A San Marino?
¿Libre?
¡¿Libre?!”

Asimismo, creo que este otro párrafo tampoco tiene desperdicio:

“Tuve dos abuelas; me queda una. Las historias de la guerra de mi abuela Trini siempre tenían un componente folletinesco: monjas preñadas, curas estraperlistas, bebés indefensos al lado de madres moribundas, niños abandonados en el torno de algún convento, caminatas de veinte kilómetros hasta huertos clandestinos para obtener dos patatas… A través de ella, viví la guerra de manera que nunca podía distinguir entre las historias que me contaba y las novelas de Zola”.

Pero en el libro no todo es ironía. Coixet dedica varios capítulos a criticar a los políticos. Confiesa su desprecio hacia George Bush, lo que le ha valido más de un anecdótico altercado durante sus estancias en Estados Unidos por expresar este rechazo. Tampoco deja títere con cabeza en la política española. Considera que la ética de la España del PP fue una “mezcla de hipocresía, desfachatez, prepotencia y hombreras”.


domingo, 15 de febrero de 2009

Coixet en el Festival de Cine de Berlín


Isabel Coixet ha formado parte del jurado del Festival de Cine de Berlín que se ha celebrado estos días en la capital alemana. El jurado estaba compuesto por personalidades como el escritor sueco Henning Mankell, la actriz británica Tilda Swinton, el realizador, productor y guionista Gaston Kaboré o Christoph Schlingensief, director alemán de cine, teatro y ópera.

Coixet compitió el año pasado en este festival con "Elegy", en 2003 presentó “Mi vida sin mí” e “Invisibles” en 2007. Pero compitió por primera vez en el Festival de Berlín en 1995 con “Cosas que nunca te dije”.

La cineasta ha declarado en una entrevista para ABC que “habría podido haber dos películas españolas” en el festival. Afirma que en el cine español existe cierta “vaguería” por parte de los productores, una especie de “alergia a salir por el mundo con una cinta bajo el brazo, que es la manera de venderse fuera”. Por otro lado, de lo proyectado en Berlín, declara que le preocupa que haya tantas películas “destrozadas por un exceso de presupuesto”.



jueves, 5 de febrero de 2009

Leonor Watling



Se conocieron en el rodaje de No respires, de Joan Potau. Más tarde la vio en las películas de Pablo Llorca e Isabel siempre pensó que quería trabajar con ella.

El personaje que interpreta Leonor Watling en la película es clave en el desarrollo de la historia que cuenta Mi vida sin mí: si ese personaje falla, toda la posible esperanza que se deja ver al final de la película se desmorona. Además, el monólogo de los siameses que interpreta es la parte más difícil de la película. Coixet asegura en La vida es un guión que en el rodaje Leonor hizo que todo pareciera tan fácil que se sintió avergonzada por su preocupación. “La Watling se apoderó del trailer y de la escena con el mismo desparpajo con que “escanea” las estanterías de Zara”.

Leonor Watling nació en 1975. Heredó de su madre el apellido británico, de donde procede su nombre artístico. Fue bailarina, trabajó en teatro y también es cantante. Debutó como actriz en 1993 en Jardines colgantes, dirigida por Pablo Llorca. Ha intervenido en capítulos de series españolas como “Hermanos de leche”, “Farmacia de guardia” o “Querido maestro”. Fue candidata al Goya por “La hora de los valientes” (1998). También ha trabajado en “Son de mar” (2000), Hable con ella (2002), A mi madre le gustan las mujeres (2002), “Salvador”, “Tirante el Blanco” o “Los crímenes de Oxford”.


lunes, 26 de enero de 2009

La fe en el poder de la ficción



En La vida es un guión, Isabel Coixet reconoce en el último capítulo que siempre había ejercido la profesión de cineasta en un estado mental contradictorio: el entusiasmo de rodar y la desazón de la certeza de que las películas no cambian el mundo ni hacen la existencia más llevadera. Sin embargo, Mi vida sin mí le enseñó que no era así. “Como en tantas otras cosas, estaba equivocada”, asegura.


Tras el estreno de esta película su concepción cambió. Se dio cuenta de que las películas pueden reconfortar, ayudar a entender las cosas que pasan, a “descifrar el denso ladrillo de la vida cotidiana”, a vivir.


Pone el ejemplo de una chica de unos 17 años que un día se le acercó y le dio las gracias por haberle ayudado a entender los silencios de su padre, que había fallecido dos años atrás. Para finalizar el libro, agradece a todas esas personas que muestran su gratitud por haber hecho una película tan especial, a todos los que le escriben contándole “historias personales, emocionantes, historias que nacen, que salen, que convergen en la película", cuya autoría ya no le pertenece, porque ya es una especie de ente compartido por los que la hicieron y los que la ven y la sienten suya… Por haberle devuelto la fe en el poder de la ficción como espejo de lo que desearíamos que fuera real.


martes, 20 de enero de 2009

La vida es un guión

Cuando empecé a documentarme más a fondo sobre Isabel Coixet, la verdad es que mucho de lo que descubrí sobre ella me sorprendió. Ha realizado diferentes documentales cuya temática prueba la implicación de la directora con causas comprometidas, como la violencia de género o la pobreza. Asimismo, cuando tuve entre mis manos La vida es un guión, todavía me sorprendí más, porque esta mujer no sólo es una gran cineasta, sino también una excelente escritora.
La sensibilidad de sus films también está presente en este libro, que está escrito a modo de relato autobiográfico. En él mezcla su gran pasión, el cine, con su existencia y la de su familia, y muestra su lado más sincero y apasionado. Habla de sus miedos, de sus adicciones, obsesiones, manías, de su compromiso con la violencia de género y de los secretos de Mi vida sin mí, su último film por aquel entonces. Lo que me entristece es que no encontré el libro en ninguna librería de Alicante. Es más, en el Fnac tardaron más de dos semanas en conseguírmelo. Os dejo con un fragmento:


Gracias a todos por mezclar sus vidas con la vida inventada de la película. Por devolverme la fe en el poder de la ficción como espejo de lo que desearíamos que fuera real. Por demostrarme, con cartas, con mensajes, con sonrisas, con silencios, con hechos, que las películas sirven para algo, algo frágil, tenue, momentáneo, innombrable, pero poderoso. Sé que, a partir de ahora, no podré vivir y rodar de la misma manera. Que mi vida sin la película será otra.




lunes, 19 de enero de 2009

Los frutos de una obra excelente




El Festival de Cine de Berlín de 2003 brindó una cálida acogida a Mi vida sin mí. Obtuvo el Premio del Jurado de las Filmotecas Alemanas. Además, la XVIII edición de los Premios Goya nominó a esta película a cinco premios: Mejor película, Mejor director, Mejor actriz (Sarah Polley), Mejor Guión Adaptado y Mejor Canción Original.


En el mismo año, también recibió los premios "Ojo Crítico de Cine" de Radio Nacional de España, el Premio a la Mejor película canadiense en el Festival de Cine Atlantic, el Premio al mejor actor (Scoot Speedman) en el Festival Internacional de Cine de Mujeres de Burdeos y la nominación a la Mejor película y Mejor directora en los Premios del Cine Europeo. Además, obtuvo la nominación a Mejor película, Mejor directora (Isabel Coixet), Mejor guión original (Isabel Coixet), Mejor actriz secundaria (Leonor Watling), Mejor montaje (Lisa Jane Robison), Mejor fotografía (Jean-claude Larrieu) y Mejor música (Alfonso de Vilallonga). Por último, recibió el Premio El País de las Tentaciones como Mejor directora.



Esta eres tú. Con los ojos cerrados, bajo la lluvia. Nunca pensaste que estarías así. Nunca te viste, cómo lo dirías… como esas personas que disfrutan mirando la luna, que pasan horas mirando las olas o los aterdeceres , o el viento en los sauces... Supongo que sabes de qué clase de personas hablo. O tal vez no. Pero te gusta estar así, desafiando al frío, notando cómo el agua traspasa tu chaqueta, te llega a la piel... Y el olor... Y la tierra mullida bajo tus pies. Y el sonido del agua chocando contras las hojas. Todas las cosas de las que hablan los libros que no has leído. Esta eres tú, quién iba a pensarlo… tú…



jueves, 15 de enero de 2009

Coixet: "El rodaje fue una experiencia sentimental para mí"


Como buena película, Mi vida sin mí no tiene un amplio reparto; prescinde de personajes y situaciones que enturbian la transparencia de los sentimientos y del desarrollo de la trama. Sarah Polley, Scott Speedman, Leonor Watling, Amanda Plummer, Deborah Harry y Mark Ruffalo componen el universo íntimo de Mi vida sin mí.

Scott Speedman es Don, el marido de Ann (Sarah Polley), un buen hombre que se desvive por su mujer y sus hijas buscando empleo. Leonor Watling interpreta a la joven y entrañable vecina que adora a las hijas de Ann. Amanda Plummer encarna a la compañera de trabajo de Ann, obsesionada las 24 horas del día con pasteles, calorías y dietas. Deborah Harry es la madre de Ann en la ficción y Mark Ruffalo el amante con una casa completamente vacía de muebles y sueños y que contempla a Ann mientras se queda dormida de agotamiento en una lavandería.

Cinco semanas de rodaje fueron suficientes para que Sarah Polley y Scoot Speedman se convirtieran prácticamente en los padres adoptivos de sus hijas en la ficción. "Uno de los momentos más tristes de esas cinco semanas fue el último día en que rodaban los niños. Sarah se comportaba más como madre que sus propias madres. Y ese día las niñas no querían separarse de ella", asegura Coixet.

Coixet afirmó que rodar esta película fue una "experiencia sentimental" para ella misma: "Me emocionaba viendo a Sarah jugando y despidiéndose de sus hijas", dijo la directora, quien destacó el trabajo de "valentía interpretativa" de esa actriz -que conoce de cerca lo que es la muerte prematura de una madre, puesto que perdió a la suya con 10 años.

lunes, 12 de enero de 2009

"Dear Sarah Polley"


Isabel Coixet dedicó en su libro “La vida es un guión” un apartado de un capítulo a Sarah Polley. A este apartado lo llamó “Dear Sarah Polley”.

Coixet confiesa que desde el momento en que vio a Sarah, a esa chica “pálida, rubia, minúscula, frágil, con aspecto de no haber roto un plato (luego supe que había roto unos cuantos)”, tuvo la fe absoluta de que ella era Ann, la protagonista de Mi vida sin mí.

La directora declara en su libro que el personaje de Ann cargaba con todo el peso de la película, y que si Sarah fallaba, si ella no le hubiera imprimido toda la humanidad que requería el personaje, “toda la película se hubiera caído como un castillo de naipes”. Pero Sarah maravilló a la directora, tanto que en su libro asegura que “el día que tenía que morir en la película, por unos segundos creí que había muerto y casi me da un síncope. Es la única vez que la he maldecido”.

Cuando Isabel habla de Sarah expresa el cariño que las une: “La recuerdo hablando apasionadamente de política con los eléctricos en el rodaje, discutiendo acaloradamente conmigo sobre Neruda (yo le detesto, ella le adora), la recuerdo bebiendo ginger ale sin parar, aprendiendo a decir en castellano “Vas a tu puta bola”, jugando en la arena en Sitges, cerca de Barcelona, el verano pasado…”

Coixet termina el capítulo con estas palabras: “Es un ser humano maravilloso, una actriz formidable y, algún día dirigirá películas buenísimas. Y yo iré a verlas”.

miércoles, 7 de enero de 2009

Tristeza optimista


Isabel Coixet se basó en un relato de Nancy Kincaid, Pretending the bed is a Raft, para escribir el guión de Mi vida sin mí. "Me interesaba saber por qué esta mujer mantiene el secreto de que va a morir". Ann, que vive en una caravana con su marido y sus dos hijas, hace un voto de silencio y decide pasar su tormento sin decírselo a nadie. "La fuerza de Ann está en el silencio. La muerte es un sentimiento que siempre llevas muy adentro", sostiene Coixet, "y ella prefiere morir con su secreto. Me gustan los secretos, nos evitan tener compasión por los demás".

La película está repleta de pequeños detalles que le imprimen el sello de Coixet. "Todos imaginamos cosas cuando estamos, por ejemplo, en un supermercado", declaró en Berlín, refiriéndose a la secuencia musical de la película. Y prosigue Coixet: "la aparición del hombre que hace música con las copas es casi autobiográfica. Había visto a uno en Praga, en Barcelona, en todas partes, y llegué a pensar que me seguía. Por eso lo incorporé a la historia". También es relevante el momento en el que el doctor le comunica el resultado de las pruebas a Ann y ésta le pide un caramelo de jengibre en una de las escenas principales y más conmovedoras del film.

En Mi vida sin mí están presentes muchos de los escenarios de Cosas que nunca te dije, como las lavanderías, los supermercados o días lluviosos y fríos en el interior de un coche. Pero Mi vida sin mí está hecha con más sabiduría cinematográfica, con mejor guión y con emociones más intensas; respira una tristeza viva que resulta optimista, a pesar de enmarcarse en una atmósfera asfixiante.


lunes, 5 de enero de 2009

La musa de Coixet


Esta actriz canadiense nació en 1979 en Toronto. Es hija de los actores Dianne y Michale Polley. En su adolescencia, Sarah abandonó sus estudios y se involucró en la política canadiense. Simpatizó con las ideas de izquierdas y apoyó al Partido Democrático Socialista. En 1995 incluso llegó a perder un diente cuando fue golpeada por un policía en una manifestación en contra del gobierno conservador.

Sarah alcanzó la popularidad gracias a su intervención en las series canadienses “Ramona” (1988) y “Road to Avonlea” (1989). En el cine, ha trabajado principalmente en producciones independientes, como “The Hanging Garden” (1997), “Jerry y Tom” (1998), “Existenz” (1999) o “El perdón” (2000). Además, desde 1999 comenzó a dirigir sus primeros cortos, y en 2007 dirigió su primer largometraje, “Lejos de ella”, protagonizado por Julie Christie.

Sarah Polley, la protagonista de Mi vida sin mí, esculpe el personaje de Ann y logra momentos de gran delicadeza. Esta actriz canadiense compensa su juventud con la experiencia de haber trabajado con cineastas como Atom Egoyan, David Cronenberg, Michael Winterbottom y Hal Hartley. Este currículum casa con el estilo minimalista y sublime de Isabel Coixet a la hora de componer un personaje que conjuga la entereza con la sensibilidad, la intensidad de los sentimientos con la frescura necesaria para ejecutar el plan que dará el último sentido a su vida y a la de aquellos que la rodean.

Isabel Coixet siempre se deshace en halagos hacia ella: “Siempre pensé repetir con ella. Es estupenda. Nos entendemos y es de una entrega brutal. Una actriz a la que yo nunca he visto mirarse a un espejo; ella se pone y hace. Nos conocimos en Nueva York, charlamos y de inmediato me di cuenta de que había encontrado a Ann", afirma. Por su parte, la musa de Coixet declaró en la rueda de prensa de Berlín: "Estuve varias semanas preparando mi personaje. No tanto investigando sobre la enfermedad, ni siquiera conociendo a enfermos terminales, porque creo que la película no habla de eso. Fue más como una terapia", reconoce. "Mi madre murió de cáncer cuando era pequeña y fue como volver a reavivar ese sentimiento de pérdida".

sábado, 3 de enero de 2009

"A través del cine no expreso tal o cual idioma o país, sino a mí misma"



Isabel Coixet rodó Mi vida sin mí en inglés en Vancouver (Canadá), en un suburbio obrero poblado de caravanas y trailers. ¿Por qué suele rodar fuera de España? En una entrevista para la web de Protagonistas, Coixet declaró: “He rodado cuatro películas: en Barcelona, Galicia, Estados Unidos y Canadá. Creo que cada historia tiene su hábitat, su paisaje. Vancouver es un sitio frío e inhóspito, pero muy bello”. En la rueda de prensa del Festival de Berlín de 2003, la directora tuvo que responder a la misma pregunta: "Me gusta mi país. Amo mi ciudad, Barcelona. Pero a través del cine no expreso tal o cual idioma o país, sino a mí misma. Soy de Barcelona, es la ciudad más hermosa del mundo, también he rodado en Canadá y creo que me podrías dejar en Islandia y me sentiría igual de cómoda".

Sin embargo, también declaró al respecto que la historia de una chica que vive con sus dos niñas y su marido en una caravana en el jardín de su madre no podía darse en España, donde el vínculo familiar es más importante. "En España no hubiera logrado transmitir este desarraigo en las familias, el aislamiento con el que se vive en esos suburbios donde la gente no se conoce". La directora dice sentirse muy contenta con el resultado: "Se parece mucho a la película que tenía en la cabeza, ahora me siento vacía porque lo he dado todo."

Por otro lado, en la misma rueda de prensa de Berlín, Pedro Almodóvar se mostró muy contento y orgulloso de esta película y de su directora por haber trabajado tan duro y con pocos medios. El director de cine contó que cuando Isabel llegó con el guión le pareció que se trataba de una gran historia. Por otra parte, Coixet afirmó que en la película no hay mucho de ella porque nunca había vivido una desgracia tan grande. Sin embargo, Pedro Almodóvar afirmó que él encontraba muchas características de la directora porque la historia está compuesta por anécdotas y cuentos que vienen de experiencias que le han pasado o le han contado. Ante esto, Isabel tuvo que confesar que, efectivamente, hubo muchos detalles que fue añadiendo, como la peluquera fan del grupo "Milli Vanilli", o la historia que la vecina de la protagonista (Leonor Watling) cuenta acerca del nacimiento de dos siameses.







Vídeo: youtube.com


Imagen: Set del Festival de Sitges