martes, 25 de noviembre de 2008

Las cosas más importantes: las que nunca se dicen



Hay muy pocas películas que hablen de lo que realmente es el amor. Una palabra que abarca un sinfín de emociones y sentimientos; algo tan misterioso que nadie sabe cómo definir con exactitud. Pero Isabel Coixet supo transmitir su concepto del amor con sincera y poética sencillez en este triste y melancólico film sobre las cosas más importantes: las que nunca se dicen.

Los protagonistas de esta película, Ann (Lili Taylor) y Don (Andrew McArthy) son dos jóvenes que viven en la soledad de sus pensamientos, que han perdido la ilusión por vivir y la autoestima. Viven en una apatía que les impide sonreír, que les no les permite luchar para seguir adelante.

Don trabaja por las noches en el Teléfono de la Esperanza. Está acostumbrado a escuchar problemas de personas anónimas. Necesita saber que los demás tienen problemas más graves que los suyos para olvidarse un poco de su vida, para saber que no es el único que está solo. Ha perdido la fe; sólo tiene una vida a la que no encuentra sentido y miles de preguntas sin respuesta.

Ann es dependienta en una tienda de fotos. Su novio la deja y, muy deprimida, intenta suicidarse. Se odia a sí misma por tener que cargar con sus pensamientos en silencio, por no haberle dicho lo mucho que significaba para ella, por todas aquellas veces en las que dio por sentado que él sabía que lo amaba. Sin él, se siente una más, sin nombre ni cara. Pero ahora es demasiado tarde. Aun así, le envía unas cintas de vídeo donde le cuenta todas aquellas cosas que nunca le dijo. Tras salir del hospital, telefonea a un número que le dio su psiquiatra. Don está al otro lado del hilo.

El destino cruza sus caminos y hace que se conozcan en un intenso y silencioso momento. Pero ella nunca sabrá que Don, a quien conoce más tarde en la tienda de fotografía, fue la persona con la que habló por teléfono, aquella a la que desveló sus sentimientos, aquella con la que compartía sueños sin tener la certeza de que existiera. Desde una cabina, en aquella noche gris y lluviosa, Ann le confiesa:

Creo que la fe es injusta. Me parece muy injusto que algunas personas tengan fe y otros no la tengan. Cuando somos felices no nos damos cuenta. Eso también es injusto. Deberíamos vivir la felicidad intensamente y tendríamos que poderla guardar para que en los momentos que nos haga falta pudiésemos coger un poco. Que fuera como recambios para cuando la necesitáramos, como los cereales en la despensa...

Finalmente, Ann le hace a Don una pregunta que le desconcierta: "¿sabes qué es el amor?".










Vídeo: Youtube

lunes, 24 de noviembre de 2008

Comprometida con la causa feminista



“A todas aquellas mujeres que me prestaron su dolor, su ira y sus lágrimas y que yo luego llevé a la pantalla”. Estas fueron las palabras que Isabel Coixet dedicó en el Auditorio Nacional de Música de Madrid cuando recogió el Premio Mujer Europea 2006, concedido por la Unión de Mujeres y patrocinado por el Parlamento Europeo y el Instituto de la Mujer.

El objetivo de este galardón es reconocer a una mujer europea una labor que contribuya a la construcción de la mejor Europa posible en alguno de los ámbitos que representa nuestra sociedad, ya sea el social, económico, artístico, científico o político. Y uno de los logros y rasgos distintivos de Coixet es precisamente su compromiso social y su capacidad para narrar problemas de la mujer, presentes en sus films siempre con una inteligente sensibilidad.

“Ser mujer europea hoy”, declaró Coixet, “es un gran desafío, porque se trata de cómo ser distinta y única entre iguales. Creo que es necesario respeto y tolerancia para poder cruzar los puentes, para que en vez de separarnos nos unan”.

El jurado estaba compuesto por diferentes personalidades europeas y otorgó este premio a la cineasta catalana en reconocimiento a su brillante carrera profesional, valorando sobre todo su último film por aquel entonces, “
La vida secreta de las palabras”. En palabras del jurado, esta película “aporta algo nuevo y esencial en la construcción de Europa al denunciar las violaciones de mujeres bosnias, por lo que es un ejemplo de solidaridad entre los ciudadanos europeos”. Este film de Coixet tuvo como base las investigaciones de la ONG danesa Internacional Council Rehabilitation Council for Torture Victims. En él, Sarah Polley interpreta a una mujer bosnia que trata de escapar de su terrible pasado.

Una vez más, Coixet demostró su valía.
Fuente imagen: Terra.es

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Una lección de humildad y paciencia



A pesar de haber estado escribiéndose durante veinte años tras la Segunda Guerra Mundial, nunca llegaron a conocerse realmente. Una neoyorquina inteligente, culta y solitaria y un inglés reservado, meticuloso y especializado en obras raras, a quien ella pide que le envíe los libros que no logra conseguir en su ciudad. A través de su correspondencia, se van desvelando las vidas de los dos protagonistas, creándose una relación en la que jamás se nombra la palabra amor, pero que vincula a estas dos personas de una forma profunda, más que ese océano que les separa y que ninguno de los dos es capaz de cruzar. Es la historia de dos almas solitarias unidas por la pasión por la lectura, por esa ventana hacia otras vidas que nunca nos dejan de fascinar. Una historia en la que la vida tiene la última palabra en el destino de los personajes.

Isabel Coixet reconstruyó hace un par de años esta relación en su debut como directora de teatro. Se trata de una adaptación de la novela de la norteamericana Helene Hanff, “84, Charing Cross Road”. La cineasta estrenó esta obra en valenciano en la ciudad de Girona en octubre de 2005 y estuvo de gira por toda España casi dos años. Esta obra de Helene Hanff, que tenía como protagonistas a Carme Elías y a Joseph Minguell en la adaptación de Coixet, ya ha sido adaptada al teatro en varias ocasiones y también al cine en el film “La última carta”, protagonizada por Anne Bancroft y Anthony Hopkins.

En una noticia publicada en terra.es durante la gira de la pieza teatral, Isabel contó que esta obra transmite “el paisaje de los sentimientos ocultos, del amor como proyección, de las cosas que no se dicen porque no necesitan decirse, de la soledad como vocación”. Según Coixet, eligió esta pieza porque “está muy cerca de mis obsesiones. Quizás la película que más se le parezca sea "Cosas que nunca te dije”.

Además, Isabel Coixet afirmó que su primera experiencia como directora teatral le dio una lección de humildad y paciencia. También explicó que existe una diferencia esencial entre el cine y el teatro: “En teatro, los actores son los héroes. Y eso, para un director de cine, que somos seres muy ególatras, supone una lección de humildad, porque te haces consciente de que son ellos, los intérpretes, quienes llevan sobre sus hombros el peso de la obra”. Sin embargo, a pesar de la lección aprendida, confesó sus dudas de volver a dirigir teatro porque le pareció una labor muy dura.


martes, 18 de noviembre de 2008

Un buen comienzo

Puede que Isabel Coixet no haya alcanzado el reconocimiento internacional de directores como Steven Spielberg, Woody Allen o Clint Eastwood, pero se ha ganado el aprecio de un determinado público y críticos a través de historias cargadas a la vez de sencillez y complejidad que están muy lejos de los chistes fáciles o del cine de acción comercial norteamericano. Y tiempo al tiempo, porque la Coixet prácticamente acaba de empezar su carrera cinematográfica.

Allá por 1987, una joven Isabel Coixet obtuvo su primer galardón, el Premio Nacional de Cortometraje, por su obra “Mira y verás”. Un año más tarde, estrenó su primer largometraje, “Demasiado viejo para morir joven”, escrito y dirigido por la misma Isabel.

En 1995 dirigió “Cosas que nunca te dije”, rodada en Estados Unidos con la actriz Lili Taylor, que recibió el Premio a la Mejor Actriz en el Festival de Cine de Praga. Además, este film fue galardonado con el Premio del Público y como mejor película. También destacan, entre otros, el Premio Ondas a la mejor dirección, el Premio Sant Jordi a la mejor película española y el Premio del Jurado de las Filmotecas Alemanas en el Festival Internacional de Cine de Berlín.

Tres años más tarde, rodó un drama de amor con Monica Bellucci y Olalla Moreno, “A los que aman”, ambientado en el siglo XVIII. Este film le valió el premio a la mejor película y mejor fotografía en el Festival de Cine Latino de San Francisco y el Premi Ciutat de Barcelona del Ayuntamiento de Barcelona.

Tras este reconocimiento internacional, Isabel Coixet creó en 2003 su obra maestra, “Mi vida sin mí”, un film de bajo presupuesto. Por él, recibió nada más y nada menos que el Premio Nacional de Cine y Audiovisual que otorga la Generalitat de Catalunya, el Goya al mejor guión adaptado y a la mejor canción, el Premio Sant Jordi a la mejor película española y el Premio Ojo Crítico de Cine que concede RNE, entre otros.

En el año 2005, la cineasta catalana dirigió y escribió “La vida secreta de las palabras”, con un reparto que contaba de nuevo con Sara Polley y Leonor Watling, que ya trabajaron con Coixet en “Mi vida sin mí”. En el reparto también figuraban Tim Robbin, Julie Christie y Javier Cámara. “La vida secreta de las palabras” obtuvo el Premio del Jurado de los Premios Sant Jordi de Cinematografía, que concede RNE en Catalunya a la mejor película española. También arrasó en los Premios Goya 2006, donde recibió cuatro galardones de los cinco a los que estaba nominada: mejor película, mejor directora, mejor guión original y mejor producción ejecutiva.

Finalmente –y por el momento-, Isabel Coixet recibió el Premio Mujer Europea 2006 que concede la Unión de Mujeres, patrocinado por el Parlamento Europeo y el Instituto de la Mujer.




Fuente Imagen: ElPais.com

jueves, 13 de noviembre de 2008

La aventura japonesa de Coixet


“Las películas, como las melodías o los poemas, nacen de extraños encuentros, de asociaciones a menudo incongruentes pero siempre mágicas”. Así nació “Map of the sounds of Tokyo”, la nueva película de Isabel Coixet, cuyo rodaje comenzará el próximo 16 de noviembre entre la capital japonesa y algunas localizaciones de Barcelona.

La cineasta, en un artículo publicado en su web oficial, declara que la idea de su nuevo proyecto le llegó en el mercado de pescado de Tsukiji, en Tokyo, hace un par de años, cuando estrenó en la capital japonesa “La vida secreta de las palabras”. “Imagino que el olor de atún fresco y algas y ostras, los gritos de los subasteros, el fragor de los miles de cajas siendo arrastradas y la peculiar luz de los fluorescentes a las cuatro de la mañana tuvieron mucho que ver. O el rostro pétreo de una chica que manejaba con destreza una manguera y que se negó enérgicamente, con decisión poco habitual en Japón, a ser fotografiada por mí”.

Más tarde, en el metro, soñolienta, pensaba en esa chica y en el porqué de su negativa. Cuando cerró los ojos y escuchó la voz de la locutora que anunciaba la próxima parada en la estación de Shinjuku, supo que contaría la historia de una mujer con una doble vida: una chica solitaria, misteriosa, dura y herida. La historia de una mujer que trabaja en una lonja de pescado y que recibe esporádicamente encargos como asesina a sueldo.

Además de una protagonista solitaria y de aspecto frágil –que recuerda a los personajes interpretados por Sara Polley en “Mi vida sin mí” y “La vida secreta de las palabras”-, también aparecerán un poderoso empresario que llora la muerte de su hija y un ingeniero obsesionado con los sonidos de la ciudad de Tokyo. Se trata de un thriller que cuenta una "historia de amor que se adentra en las sombras del alma humana, allá donde sólo el silencio es elocuente". Coixet continúa en su línea de contar historias de personajes que se enfrentan a situaciones límite.

El rodaje durará tres meses y tendrá como protagonistas al catalán Sergi López (“El Laberinto del Fauno”, “Harry, un amigo que os quiere”) y a Rinko Kikuchi, quien estuvo nominada al Oscar como Mejor Actriz Secundaria por su papel interpretado en “Babel" (Alejandro González Iñárritu, 2006).

Este film, según sus propias palabras, “refleja mi fascinación por la cultura japonesa contemporánea, por la atmósfera de las novelas de Haruki Murakami y Banana Yoshimoto, por mi confesa adicción al wasabi y por la vibración casi material que emite la ciudad de Tokyo durante la noche: una mezcla de expectación, misterio, sombra y dulzura que deja una huella imborrable.”


Imagen: Arlay.net


lunes, 10 de noviembre de 2008

Una artista polifacética


“Nunca quise ser actriz, sino la persona que hacía esas hermosas historias”. Y lo logró. Su abuela vendía entradas en un viejo cine de Sant Adrià de Besòs, en Barcelona, donde nació el 9 de abril de 1962. Allí cultivó su vocación por el cine y trazó las coordenadas de su mundo interior.

Antes de convertirse en una cineasta consagrada, Isabel Coixet se licenció en Historia por la Universidad de Barcelona. Posteriormente, trabajó como periodista en la revista “Fotogramas”, donde fundamentalmente realizaba entrevistas, según sus palabras, “la mayoría horribles”.

Hasta la fecha, ha dirigido cuatro cortometrajes: “Mira y verás” (1984), “La insoportable levedad del carrito de la compra” (2004), dentro de la película “¡Hay motivo!”, “Bastille” (2006), dentro de la película “París je t’aime”, y “Cartas a Nora” (2007), en la película “Invisibles”. Además, cuenta con siete largometrajes:

Isabel Coixet es también una de las grandes de la industria publicitaria. Ha sido directora creativa de la agencia JWT, fundadora y directora creativa de la agencia TARGET y la productora EDDIE SAETA, obteniendo los más prestigiosos premios por sus trabajos en este campo. Creó la productora MISS WASABI FILMS en el año 2000, en la que también ha realizado documentales y vídeoclips, incluso uno de Alejandro Sanz. Ha dirigido anuncios por todo el mundo y ha trabajado para marcas como IKEA, BMW, Veas, Ford, Kellogg’s, Danone, Winston o PepsiCo. Durante las elecciones de 2008 en España realizó spots para el PSOE por su afinidad con el proyecto político de José Luis Rodríguez Zapatero.

Por otro lado, ha escrito “La vida és un guió”, libro en el que habla de sus sentimientos, sus miedos, obsesiones, inquietudes, su compromiso con la violencia de género, del rodaje de “Mi vida sin mí” y de lo que considera buen cine.

Por último –y por el momento-, ha dirigido la obra de teatro “84, Charing Cross Road”, una adaptación de la novela de la norteamericana Helene Hanff, que representa el debut de Coixet en la dirección teatral y el remate final para afirmar que se trata de una artista más que polifacética.


Fuente Imagen: IMDb

domingo, 9 de noviembre de 2008

Un universo personal y entrañable


Voz propia. Sensibilidad. Delicadeza. Profundidad. Son palabras que, a simple vista, muy pocos relacionarían con Isabel Coixet. Porque cuesta creer que, tras esas gafas de pasta y el aire extravagante que la caracteriza, se esconde un universo personal tan entrañable.

Y así lo ha demostrado. Su cine de sentimientos y de personajes que afrontan situaciones límite ha conquistado a críticos de todo el mundo y alcanzado el éxito de taquilla. El amor, la soledad, el compromiso social y la vida cotidiana definen el estilo de la polifacética Coixet. La sinceridad y sensibilidad de su lenguaje cinematográfico reflejan su peculiar manera de vivir y entender el cine y la vida.

Este blog, Las gafas de Coixet, nace para compartir mi admiración por esta cineasta catalana y para aproximar a los lectores a su mirada personal y su universo.


“Nunca quise ser actriz, sino la persona que hacía esas hermosas historias”. Lo ha logrado.


Foto: http://static.obolog.com